Muy a menudo confundimos los conceptos de sensualidad y sexualidad. Una experiencia sensual no es necesariamente erótica ni sexual. Sin embargo, las mejores experiencias sexuales son aquellas que, a su vez, son sensuales; o sea, que dan protagonismo a estímulos sensoriales. Estarás pensando “OK, Alessandra… suena todo muy bonito, pero, ¿cómo lo hago?” Te diría que pienses en tus cinco sentidos y que te hagas la siguiente pregunta: ¿de qué manera puedo estimular mis sentidos de manera que éstos me ayuden a generar nuevas, variadas y enriquecedoras experiencias eróticas? A ver, ¿se te ocurre algo? Comencemos por revisar cada uno de tus sentidos…
Sentido visual
Mirar un cuerpo desnudo o semi-desnudo erotiza muchísimo. El estímulo visual sirve de herramienta o soporte en la actividad sexual. En cualquier momento del acto sexual se pueden incluir estímulos visuales adicionales. Digo adicionales porque la visión de los cuerpos desnudos ya tiene una carga erótica de peso. Otros condimentos divertidos pueden ser: usar material pornográfico, tener sexo frente a un espejo viendo reflejada la escena y excitándonos con la imagen que tenemos de frente. ¿Alguna vez has pensado que sería excitante filmar la escena mientras sostienes relaciones con tu pareja? Al sentirte observada cuando te grabas la estimulación es doble, la del ser mirada a través de la presencia del lente y, por supuesto, la posibilidad de luego poder verte en plena acción. También hay fuertes estímulos visuales que resultan muy sencillos, como lo puede ser el variar la iluminación al momento de intimar. ¿Cómo crees que cambiaría la cosa si de repente le cambias el bombillito por uno de color? Piénsalo bien: no es lo mismo tener relaciones eróticas bajo la brillante luz de una bombilla de halógeno, que bajo la tenue, cálida y sexy iluminación que te provee una velita.
El olfato
El olfato es uno de los sentidos más importantes, más ricos y, desafortunadamente, más olvidado. El olfato provee una erotización muy intensa. Los perfumes, por eso, funcionan tan bien. El enfocar la relación sexual en torno a algún olor puede ser súper interesante. Los olores pueden ir variando: se pueden usar velas o aceites aromáticos, determinados perfumes, inciensos de todo tipo… y, por supuesto, no te olvides de prestar especial atención a los olores naturales del cuerpo tu pareja. Si no estás pensando conscientemente en el aroma de tu pareja y no te concentras en eso, ¡puede que no lo registres! Pero si respiras intencionalmente podrás percibir y disfrutar de su olorcito, porque cada persona tiene su aroma personal y muy particular; y esto es súper erótico para un momento de intimidad.
El tacto
Vaya si este sentido es importante. Aquí entran en juego las caricias, los roces, los masajes… Para mí, el tacto es indudablemente uno de los más deliciosos. Dentro de la relación sexual, para impartir variedad y prestar especial atención a la estimulación táctil, habitualmente recomiendo el juego de temperaturas. ¿Cómo? ¡Hay que usar la imaginación! Un hielito que recorre el cuerpo, tomar algo calentito para luego buscar la boca del otro (o alguna otra parte interesante de su cuerpo), de repente dejar caer cera caliente sobre su cuerpo… todo esto funciona de maravilla. Te pone en un contexto sensual supremamente erótico.
Ni hablar del masaje erótico que nos garantiza un viaje directo al paraíso.
Sentido auditivo
Los sonidos también pueden provocar muchísimo erotismo y, a su vez, impartir gran variedad a la actividad sexual. Piénsalo un poquito… un linda musiquita de fondo en cualquier actividad sexual suma mucho al clima.
Y ni hablar de lo erótico que pueden ser las palabras, susurros y gemidos. Una palabra en el momento justo, un pícaro gemidito, pueden ser el detonante del más intenso orgasmo.
Gusto
¿Se te había ocurrido que el gusto no es sólo para que disfrutes durante tus comidas? Agrega a tus relaciones sexuales algo que le dé un lindo y distinto gustito. Puede ser algún alimento, como la clásica crema batida, el sirop de chocolate o un bañito de champán. Acá también se hace muy divertido experimentar con aceites o lubricantes saborizados, así como todo tipo de juguetes saborizados que puedes encontrar en un sex-shop (piensa en las tanguitas de dulce o esas que se te derriten en la boca…) todos diseñados para enaltecer tu experiencia sexual por medio de la estimulación de tu sentido del gusto. A ver, les pregunto… más allá de las maneras tradicionales que ya mencionamos para estimular el sentido del gusto, ¿cómo más podemos hacerlo? Hmmm… a mí se me ocurre que puede resultar súper interesante no tanto lo que se pueda traer de afuera, sino el verdadero disfrute que general el probar a la pareja. El sabor de su pene, de su semen pre-eyaculatorio, de tus secreciones vaginales, de su semen, incluso del sabor de la piel… todos, cuando nos enfocamos en ellos, son capaces de erotizar más la relación íntima. Si te enfocas en lo que estás probando, todo será más rico. Pruébalo y verás…
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