Atrévete a hablar de… ¡¡¡sexo!!!

¡Comuníquense, comuníquense, comuníquense más! Yo siempre insisto en la importancia que tiene la comunicación en nuestra vida sexual. Para poder disfrutar plenamente, es imprescindible poder comunicarnos franca, directa y abiertamente con la pareja. De hecho, una investigación realizada por el King´s College de Londres, confirma que a mayor inteligencia emocional, más orgasmos. Y este tipo de inteligencia implica, entre otras cosas, ser asertivos y saber transmitir nuestros deseos.

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Puedes comunicarle tus deseos y necesidades a tu pareja por vía verbal o por vía no verbal. La no verbal es la más fácil porque cuesta menos intentar comunicar algo sin utilizar directamente las palabras; pero la verdad es que es mucho menos efectiva que la comunicación verbal, pues no puedes ser específica en lo que quieres comunicar.  Para poder comunicarte verbalmente lo primero que vas a necesitar es el manejo de vocabulario sexual. Ahí la cosa siempre se nos hace complicada, ¿no?

¿Cómo lo hacemos? Pues primero tómate el tiempo de asegurarte de que conoces y te familiarizas con ciertas palabras y de que tengas el valor de decirlas en voz alta. Para esto, hay un ejercicio que me encanta… aquí va.
¡Prepárate para hablar de sexo!

  • Haz un listado de palabras, adjetivos y verbos que tengan que ver, o se relacionen, con la sexualidad. Desde las más oficiales, correctas y científicas, hasta las más callejeras, cotidianas y hasta vulgares.  Por ejemplo, penetración: relaciones íntimas, hacer el amor, “garchar”, meter mano, “coger”, “chichar”… en fin, toda la gama.
  • ¡Practica, practica, practica! Una vez tengas tu lista, busca momentos en los que estés a solas para ir practicando las palabras en voz alta.  Podrías ir en tu auto de camino al trabajo en la mañana, recitando tu listita: “pene, bicho, verga, pija, miembro, órgano, poronga…” La idea es que tú misma te escuches recitando la lista y diciendo en voz alta toda la variedad de palabras en tu listita, de manera que las vayas normalizando para ti misma y luego no te cueste tanto decirlas.  Una vez las hayas practicado y normalizado, será mucho más fácil comenzar a armar aquello que quieres decirle a tu pareja de manera directa y específica.

¡A empezar a hablar!
Ahora que has practicado lo suficiente, es el momento de poner en práctica lo que has aprendido. Ten en cuenta los siguientes factores:

  • Alrededores y disponibilidad: es importante pensar en el lugar y el momento adecuado para hablar con tu pareja sobre el tema sexual, pues no quieres ser inoportuna ni abordar el tema en un lugar inapropiado. Te recomiendo que evites a toda costa tener conversaciones de esta índole estando en la cama.  Es mucho mejor hablar cuando ambos tengan toda su ropita puesta y no estén en un momento de vulnerabilidad, como cuando estamos desnudos. También es importantísimo buscar un momento donde puedan tener privacidad y donde no vayan a ser inoportunamente interrumpidos.  En cuestiones de charlas íntimas, ante todo ¡discreción! Es una linda manera de respetar a tu pareja.
  • Claridad individual: antes de proponer una charla, o de comenzar determinada conversación, debes estar muy clara de lo que quieres comunicar.  Si no estás muy clara a nivel de tus conclusiones sobre el asunto, déjale saber que quisieras abrir el foro para que discutan determinado tema o situación, pero que aún no tienes claridad absoluta al respecto.  De esta manera, simplemente abres la posibilidad de evaluar y poco a poco ir trabajando el tema.
  • Aseveraciones del yo: vamos a imaginarnos que lo que le quieres comentar a tu pareja es que no te agrada la manera en que te practica sexo oral. Sería una pésima idea que le dijeras a tu pareja: “Es un desastre como lo haces” o “Tu lengua es áspera y no me gusta.”  En lugar de acusar y atacar, es mucho mejor que hables sobre tu experiencia y preferencias: “A mí me gusta”, “yo prefiero…”, “Si supieras que yo funciono de tal manera…”
  • Asunciones y presunciones: en esta vida, no podemos asumir nada… y en conversaciones íntimas, menos.  Maneja tu comunicación sexual sin asumir nada y, cuando creas que estás llegando a determinadas conclusiones, verifica con tu pareja a ver si están ambos en la misma línea.  Como dicen en mi país, ‘cuentas claras conservan amistades’… y buenas relaciones eróticas.
  • Negociación: en toda comunicación tiene que haber espacio para negociar. Tú puedes, por supuesto, dar a conocer tu punto de vista, deseos y necesidades.  Pero ese derecho también lo tiene tu pareja.  Y su punto de vista puede o no coincidir con el tuyo.  Por lo tanto, el arte de la negociación es importantísimo manejar.  La idea es buscar aquellos puntos en los que coinciden, o a los que pueden llegar a coincidir, sin que ninguno de los dos haga o se someta a nada que no quiera hacer.

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