
Les propongo que en sus relaciones sexuales intenten saborear el camino, se hagan desear, jueguen e incluso aprendan a retrasar el clímax para que cuando alcancen el Gran Oooh las haga vibrar de pies a cabeza

Los encuentros pueden ser mucho más apasionados si pasamos un tiempito separados. Ph. Shutterstock
El placer puede tomar muchas formas, desde lo más cotidiano –como el olor del café con leche recién preparado en la mañana- hasta lo erótico, como es el placer sexual. Por lo tanto, se puede experimentar de diversas formas e incluye un variado espectro de sentimientos; tanto simples satisfacciones como intensos placeres eróticos. Sin embargo, la mayoría de nosotras no vive tan placenteramente como podría ni en la vida cotidiana, ni en la íntima. Estamos inmersas en una sociedad que desvaloriza el placer. Se lo suele ver como una frivolidad, como un escape de la realidad sin un valor propio, cuando en realidad hace a una vida realizada y nos ayuda a mantener vínculos profundamente satisfactorios. Por eso mismo, hoy les propongo que, puntualmente en sus relaciones sexuales, intenten saborear el camino, se hagan desear, jueguen e incluso aprendan a retrasar el clímax para que cuando alcancen el Gran Oooh las haga vibrar de pies a cabeza.
Si bien mantener relaciones sexuales con cierta frecuencia, incluso masturbarse y hasta fantasear con aquello que más nos enciende es una manera de mantener vivo el deseo, también hace bien extrañarse un poquito. Es decir, los encuentros íntimos con nuestra pareja pueden ser mucho más apasionados y placenteros cuando pasamos un tiempito separados. Como cuando nos vamos unos días de vacaciones con amigas o viajamos por trabajo y cuando regresamos el reencuentro es súper explosivo. Claro que con la convivencia esa distancia es más difícil, pero pueden hacer cosas fuera de la casa, por su cuenta. Verán que no sólo se volverán más interesantes a los ojos de su compañero, sino que también valorarán y disfrutarán más el tiempo juntos. Obviamente, cada pareja es un mundo, y son ustedes quienes deberán manejar el ritmo de este delicado juego según se sientan más o menos a gusto.
Otra forma de maximizar el placer en las relaciones sexuales es dedicarle tiempo al juego previo; ¡algo que a las mujeres nos encanta! No necesariamente tiene que comenzar en la cama, sino que puede arrancar a la mañana, desde la oficina, con algún que otro mensajito de WhatsApp bien caliente. Otro tipo de juego súper hot son los masajes eróticos. Aunque no necesitan ser masajistas expertas, deben tener en cuenta algunas cosas: enciendan unas velitas para preparar el ambiente, traten de que el ambiente sea cálido para que no les de frío al quitarse la ropa, y usen algún rico aceite ya que les facilitará el masaje y lo hará más placentero. ¡Atención! Ambos deberán estar desnudos. Quien hace el masaje podrá acariciar y apoyarse con sus partes íntimas sobre el cuerpo de su pareja. Los masajes eróticos siempre se comienzan por las extremidades y se deja la genitalia para el final. ¡La espera y la estimulación harán que el orgasmo sea mucho más intenso!
Por último, el sexo tántrico es otra alternativa. Se trata de la expresión física del tantra, una filosofía antigua de la India que propone celebrar cada aspecto de la creación, incluso la sexualidad, como algo sagrado. Considera que la fuente de energía más poderosa en el mundo es la sexual y, por lo tanto, la relación carnal se convierte casi en un rito. ¿Su propuesta? Olvidarse del sexo convencional y optar por encuentros sexuales largos y relajados, incluso hasta con pausas, en los que el objetivo no es alcanzar el orgasmo, sino saborear el camino para lograr mayor intimidad y unión. Hay una serie de ejercicios para extender la etapa de excitación y así disfrutar más de los juegos eróticos: primero, el hombre se sienta con las piernas abiertas y los talones enfrentados, mientras que la mujer se sube sobre él y pasa sus piernas por alrededor de su cintura. Comiencen a respirar de forma pausada. A la vez que uno exhala, el otro inhala el aire de su pareja. Cierren los ojos y traten de concentrarse en el ahora. Segundo, recorran con besos el cuerpo de su pareja, ¡pero sin tocarse! Poco a poco vayan llegando a los genitales, siempre con mucha suavidad. Recuerden que en esta etapa buscan lograr una mayor excitación prolongando el placer, ¡así que no se apresuren! Además, no olviden mantener el ritmo inicial de la respiración. Tercero, llegado el momento de la penetración, al principio deberá ser estática. No hagan ningún movimiento, sólo continúen acariciándose y sus genitales comenzarán a moverse por su cuenta. Pueden seguir sentados o el hombre puede recostarse, pero la mujer siempre queda encima de él. Cuando sientan que la eyaculación está cerca, pueden regresar a los ejercicios de respiración y a las caricias hasta que finalmente estén preparados para subir a la cima.
Anímense a buscar y a experimentar ese placer mayor, ¡y entréguense a él! Nuestra capacidad de goce no es predeterminada, podemos potenciarla y hacerla crecer; sólo hay que tomar una decisión consciente para contrarrestar aquellas acciones inconscientes que nos alejan del placer.
¿Qué es lo que más placer te causa en tus encuentros sexuales?