
Recuerdo que el día de mi cirugía me desperté suuuuuper temprano porque quería darme un ‘shine’. (‘Shine’ en lingo de Alessandra y sus amigas: baño prolongado, lavado y acondicionado profundo de cabello, afeitada de todo lo necesario, secado de cabello con blower al mejor estilo salón de belleza, hidratante corporal, etc., etc.) Así que me desperté con las gallinas para poder tener tiempo de tanta preparación en el baño, y llegué al hospital acompañada de mi esposito, un poco asustada, pero más limpia que limpia y con el pelo de show.
Antes de que me entraran a sala de operaciones, John y yo pedimos unos minutitos a solas, hicimos juntos una oración y nos dijimos un “see you later” (nos vemos más tarde).
La cirugía como tal fue realizada en unos 45 minutos, y ni bien salí de anestesia tuve a John conmigo, incluso en la sala de recuperación. Recuerdo claramente estar muy sorprendida porque luego de semejante procedimiento quirúrgico, tenía la expectativa de sentir mucho dolor… y no fue el caso. Sentí molestia por el tubito del drenaje -que es medio jodón- y el torso resentido como si me hubiera matado haciendo ejercicios abdominales en el gym pero realmente me sentía muy bien. ¡Ni siquiera tuve reacciones adversas a la anestesia (nada de náuseas, etc.)!
A las cuatro horas de haber salido de sala de operaciones, John y mi enfermera Marta me llevaron de paseo a caminar por los pasillos de la clínica. ¡No lo podía creer! No pensé que me pondrían a caminar TAN rápido… pero fue lo mejor.
Estuve dos días internada y permanecí una semana recuperándome en un lindo hotel de la ciudad. Pensando en lo incómodo o desagradable… pues en primer lugar vuelvo con el tema del drenaje. ¡Es feo tener un tubito que te sale por el lado de la panza! Pero tampoco era insoportable… y duró sólo cinco días.
Las terapias respiratorias post-op para ejercitar los pulmones no me gustaron ni un poquito. Por alguna razón, hacer el esfuerzo de soplar fuertemente e inhalar tan profundamente me daba náuseas fantasmas… pero eso también fue algo muy pasajero.
Así que tomando en cuenta que me sometí a una cirugía tan importante, la suma de las “molestias” se quedan enanas al compararse con lo feliz que estaba, lo bien que me sentía, lo rápido que fui recuperando y la nueva oportunidad de vida y salud que tenía en frente.
1 Comment
Alessandra te felicito por tu sabia decision; ya que para las personas que sufrimos el sobrepeso, en mayor o menor medida, muchas veces nos es muy dificil tomar deciones para ponerle fin anuestro problema. Sos un gran ejemplo para muchas mujeres que estamos en tu situacion, pero todavia nos cuesta tomar una determinacion….