
La comunicación y la confianza son fundamentales. Ph. Shutterstock
¿Quién no encuentra o encontró alguna vez tentadora la idea de ser dominada o dominante durante una relación sexual? Aquí les cuento todo sobre esta práctica sexual, que para muchos es súper placentera.
Un intercambio consensual de poderes, de eso se trata el sadomasoquismo. Contrario a lo que se suele creer, los juegos de ataduras, dominancia y sadomasoquismo (BDSM por sus siglas en inglés) no tienen nada que ver con coerción, ni con humillación sexual ni de ningún otro tipo, sino con la erotización que producen los juegos de poder. Sucede que hay mucho prejuicio alrededor de estas prácticas, principalmente, por falta de información. Sólo basta con ver cómo está definido el término “sadomasoquismo” en el diccionario, como “conducta o comportamiento sexual en el que la persona experimenta excitación y satisfacción sexual mediante el sufrimiento físico o psíquico que inflige a otra persona o que recibe de ella”. Mientras que la Real Academia Española lo define como una “perversión sexual de quien goza con verse humillado o maltratado por otra persona”.
Es cierto que la novela Cincuenta Sombras de Grey ha cambiado un poco la percepción alrededor del sadomasoquismo e incluso despertó la curiosidad de muchos de sus lectores que ahora lo miran con otros ojos. Aunque alimenta algunos mitos que son falsos, como que aquellos que practican BDSM han sufrido abusos de niños o son personas que rehúyen de las relaciones de pareja y de lazos románticos muy fuertes. No solo no han sufrido ningún tipo de abuso, sino que en la mayoría de los casos se trata de parejas consolidadas que buscan vivir nuevas experiencias y condimentar intensamente la actividad sexual. Estos juegos de dominancia y sumisión requieren de cierta intimidad emocional y mucha confianza para llevarlos a cabo. Por eso mismo, no es recomendable ponerlos en práctica con una pareja casual.
Así como sucede con los juegos donde asumimos roles y actuamos, en el sexo sadomasoquista también encontramos una fuerte conexión con nuestras fantasías. Esas fantasías en las que se asume un rol sumiso, como cuando alguien te “toma” a la fuerza, te secuestra o te seduce. O aquellas otras en las que te encuentras en total y absoluto control erótico de una situación, como por ejemplo: tener esclavos sexuales o soñar con que un famoso muere de pasión por ti. El juego de poderes es muy importante para nuestra imaginación erótica y su práctica, infinitamente deliciosa.
Probablemente estén pensando: “Todo muy lindo Alessandra, ¿pero qué sucede con el dolor?”. El sexo sadomasoquista no se debe fundamentalmente a la experiencia física del dolor, aunque algunas actividades típicas sí se condimentan con él. La mejor manera de describir la experiencia de este tipo de prácticas es que se generan sensaciones súper intensas, en lugar de dolor. Envueltas por el contexto del juego, el entusiasmo que provoca la experiencia y la fantasía, lo que de otra manera podríamos sentir como dolor se convierte en placer. Además, la excitación sexual afecta la percepción del dolor. La expresión sexual sadomasoquista es muy compleja y variada, pero es una alternativa real y vigente para quienes se interesan en ella. No hay que temerle, ni ser prejuiciosas con quienes eligen disfrutar de estos juegos eróticos.
Si sientes ganas de incursionar en los juegos sadomasoquistas, te recomiendo que comiences con algo bien sencillo, como con la privación sensorial; no ver ni oír aumenta las sensaciones corporales. Cubre tus ojos con una venda y colócate unos auriculares con tu música preferida, mientras tu pareja recorre tu cuerpo con caricias y te conduce hacia el orgasmo. También puedes jugar con algunos amarres; la sensación de no poder liberarte es un estímulo muy poderoso. Un par de esposas, un cinturón, una corbata… Elige el tipo de amarre con el que más cómoda te sientas. Otra opción muy caliente son los azotes con la mano y en los glúteos. La intensidad y la cantidad de nalgadas que estás dispuesta a recibir depende de ti. Por eso, algo súper importante en esta práctica es que exista una comunicación honesta y fluida. Más aún, hasta se utilizan palabras clave para saber cuándo es suficiente. De esa manera, nadie saldrá herido.
Es importante que tengas presente que nuestra expresión sexual es un juego de adultos. ¿Y para qué son los juegos? Pues, para pasárnoslas súper bien, divertirnos, salir de la rutina y sorprendernos. Redescubre esa pasión por jugar y verás cómo se fortalece la intimidad en tu relación de pareja. La invitación está sobre la mesa, ¡sólo tienes que atreverte!
¿Alguna vez fuiste dominada o dominante durante una relación sexual? Cuéntanos tu experiencia!!!