¿Dónde nace el amor?

La dopamina y la oxitocina son dos sustancias que juegan un rol fundamental en el amor. Ph Shutterstock

“Te amo desde el fondo de mi corazón”, le decimos a nuestras parejas;  dibujamos corazoncitos para expresar nuestra pasión; “tengo el corazón roto” nos lamentamos durante el despecho. Es evidente, que el corazón ha sido desde siempre, el órgano del Amor por excelencia… ¿Pero estamos poniendo los sentimientos en el lugar correcto?

Resulta que ahora la neurociencia, le está dando  al cerebro un lugar de privilegio, cuando de enamoramiento se trata.

¿Qué es lo que realmente nos sucede cuando ese maravilloso correntazo eléctrico nos ataca?  ¿Esa locura romántica realmente corresponde al corazón o al cerebro?

Los científicos han tomado cartas en el asunto y nos explican qué sucede cuando nos enamoramos.
En la universidad de Stony Brook, en Nueva York, se hizo una investigación en el que un grupo de jóvenes se sometió a un estudio, para ver qué áreas de sus cerebros se activaban cuando veían una foto de sus “medias naranjas”. Las zonas que se “encendieron”, fueron precisamente aquellas que segregan dopamina, la misma substancia que liberan las células cerebrales como respuesta a la cocaína y a la nicotina.
La dopamina, llamada “sustancia de placer”, también se produce en mayor cantidad cuando un hombre y una mujer experimentan deseos sexuales o una emoción intensa, generando un estado de euforia y bienestar.

La dopamina y la oxitocina son dos sustancias que juegan un rol fundamental en el amor. Ph Shutterstock

La dopamina y la oxitocina son dos sustancias que juegan un rol fundamental en el amor. Ph Shutterstock

En la misma investigación, también se hicieron estudios con voluntarios de mayor edad que aseguraban estar intensamente enamorados de sus parejas, después de dos décadas de matrimonio. Se encendieron las mismas áreas del cerebro que en los jóvenes, mostrando que al menos, hay algunas parejas afortunadas, que pueden sentir que “la luna de miel” es duradera. Pero en estos voluntarios maduros, también se “encendieron” otras áreas cerebrales, aquellas ricas en oxitocina, una hormona que se libera en grandes cantidades durante el parto y la lactancia, favoreciendo los lazos entre madre e hijo. Algunos también la llaman “la molécula del amor”, ya que la oxitocina es secretada por ambos sexos durante el orgasmo.

Lo verdaderamente llamativo de este estudio es que en las primeras fases del enamoramiento, la dopamina es el químico que juega un rol fundamental; pero la clave para el establecimiento de relaciones estables y a largo plazo, es la oxitocina.

¿Esto significa que esas mariposas que experimentamos, la pasión, el deseo y el amor son un simple cóctel de químicos y señales eléctricas del cerebro? Y de ser así, si el amor es la consecuencia de complejas reacciones químicas, ¿es posible que la emoción humana más poderosa, pueda ser manipulada?
Larry Young, profesor de neurociencia en la Universidad de Emory de Atlanta, Georgia, sostiene que la oxitocina incrementa nuestra habilidad para reconocer las emociones en los otros, y podría aumentar nuestra capacidad para generar vínculos más estrechos y duraderos. Esto significa que es bastante real la posibilidad de que algo como la oxitocina, pudiera ser usada en un futuro, junto con terapias de pareja, para volver a encender la chispa”.

Hay otros científicos  que sostienen que en esto del amor, la química es tan solo un ingrediente, y que componentes como la crianza y la psicología juegan un rol fundamental.
El profesor Nick Bostrom, director del Future of Humanity Institute de la Universidad de Oxford dice: “No debemos  pensar que esta perspectiva,  por sí sola, nos brinda un entendimiento completo de lo que es el Amor”. Hay también componentes evolutivos, psicológicos, sociológicos, fenomenológicos y humanísticos.

Como podemos ver, la ciencia sigue tratando de descifrar uno de los enigmas más grandes de la Humanidad: las claves del Amor. Pero aún no hay nada conclusivo…
Así que todavía nada puede impedirnos que sigamos diciendo: “Te amo desde el fondo de mi corazón”.

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