Préstamo (s. XIX) derivado del griego pornográphos ‘autor de tratados sobre la prostitución’, compuesto de pórne ‘ramera’y gráphein ‘escribir, dibujar’. Nombre femenino. 1 Descripción o representación de escenas de actividad sexual. 2 Obra literaria, artística, cinematográfica, etc., que describe, presenta o muestra actos sexuales de forma explícita con la finalidad de excitar sexualmente.
PORNOGRÁFICO –AAdjetivo. 1 impúdico, deshonesto, verde, inmoral, sicalíptico, lascivo, obsceno, amoral.
¡Qué sinónimos tan feos! Partiendo de una definición que carga con tanta negatividad, no debe ser extraño que la mayoría de las mujeres trate de desligarse de cualquier tipo de asociación con el tema de la pornografía.
Se nos ocurren miles de excusas para justificar que el uso y disfrute de material pornográfico es algo para ellos y no para nosotras. Algunas de estas excusas están más basadas en la realidad que otras, y en su totalidad, han generado una serie de mitos respecto a este tema. Revisemos algunos de los más comunes:
No cabe duda de que algunas mujeres directamente rechazan la pornografía, pero este rechazo tendría que comprenderse desde un contexto particular de lo que ofrece la mayor parte del material pornográfico que, hoy por hoy, existe en el mercado. Es un mercado primordialmente dirigido al hombre y, por lo tanto, las mujeres a menudo no logran identificarse con el material existente, ya sea porque insistentemente enfoca en el placer masculino y no en el femenino (penetración y penetración y más penetración) o porque estéticamente, las mujeres que figuran en la pornografía son muy distintas a la ama de casa promedio.
Sin embargo, y pese a esa falta de identificación propia, muchas mujeres disfrutan en cantidad de las imágenes y las fantasías representadas en la pornografía.
El uso de material pornográfico dentro del contexto de una pareja puede tener grandes beneficios. Principalmente, existe la posibilidad de impartir variedad al juego sexual mediante la estimulación visual y auditiva que surge como consecuencia de mirar imágenes explícitas, escuchar los sonidos de sexo de otras parejas, o escuchar a tu pareja relatando una historia sexual. Esto no quiere decir que sea el ingrediente mágico que no puede faltar para que una pareja disfrute enormemente de su sexualidad compartida, pero si es una fabulosa opción para aquellas personas a quienes de entrada, o de salida, les llama la atención.
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